Luego
de tres días, concluyó el Foro
Internacional Drogas: Un Balance a un Siglo de su Prohibición, organizado
por México Unido Contra la Delincuencia A.C. Con una gran variedad de ponentes,
un público crítico, y la cooperación de distintas organizaciones del sector
público y privado, en este espacio confluyó una variedad ideológica interesante
y sobre todo… propuestas.
El
Foro tuvo un inicio polémico por la interrupción de dos asistentes a altos
funcionarios durante la ceremonia de inauguración el martes 14 de febrero en el
Auditorio Jaime Torres Bodet, del Museo Nacional de Antropología. En paneles de
seguridad y salud, se ahondó en las fracturas de la actual estrategia de seguridad,
llamada FALLIDA por algunos participantes como el Ex Presidente de Colombia
César Gaviria. Esa postura fue avalada a lo largo del Foro por participantes
nacionales e internacionales, y las explicaciones son las siguientes:
El gasto en la estrategia contra las
drogas excede los beneficios: Arturo Valenzuela criticó que
el costo anual de la guerra en México sea de 10 mil millones de dólares,
presupuesto que, con un cambio de paradigma (comprobado como efectivo en otros
países), se podría implementar a la educación y rehabilitación de adictos a
sustancias legales e ilegales.
Además
del costo material, que sin duda tiene gran peso en la vida cotidiana de todos,
se abordó el costo humano de esta guerra (muertes por la guerra: 50 mil,
muertes por el consumo de mariguana: cero). Ponentes internacionales como el norteamericano
Ernest Duck, se mostraron preocupados por esta situación en México, en la que
“en los últimos cinco años las técnicas para asesinar personas se han
agudizado” y ungió a mirar además de las cifras negativas, el alza a las
violaciones en derechos humanos.
En
este balance, Mike Trace, afirmó, que a pesar de lo esfuerzos, el consumo no ha
disminuido, no se ha presentado escasez en la producción, y al contrario, la
expansión de los mercados de drogas es latente.
Además,
ponentes como Arturo Valenzuela y Alejandro Madrazo, expusieron, entre otras
cosas, que la violencia desatada por la guerra es un precio muy alto, que no
genera beneficios. Incluso consideraron que es un precio que no se debió pagar,
pues los índices de consumo y delincuencia estaban estables y a la baja en
2006.
Madrazo
se remitió a la Encuesta Nacional de Adicciones 2008, en la que se preguntó
sobre el consumo de mariguana “en el último mes, año, o alguna vez en la vida”.
Claro que la opción “alguna vez en la vida” fue la más respondida, a diferencia
de las otras dos que mostraban índices notoriamente menores; el investigador
del CIDE, explicó que la estrategia anti drogas se implementó tomando en cuenta
datos mal interpretados e irrelevantes, y no estudios puntuales sobre el uso y
consumo de estimulantes y estupefacientes.
Ernesto
López Portillo, dedicó su participación, al análisis de las fuerzas de
seguridad policiacas, “estamos en un país que no se hace cargo de la policía, y
la policía no se hace cargo de su gente”. Invitó a mirar con una óptica
distinta a los policías, que enfrentan
violaciones a sus derechos graves, y que están generalmente expuestos a
peligro en su papel de “administradores del crimen”. “Le pedimos a la policía
que abogue por los derechos de terceros y no le damos derechos a los policías”.
Brindarle el pleno goce de sus derechos, elevar su nivel de vida, y generar
confianza son las claves para el mejor desempeño de los cuerpos de seguridad.
Además
el tema de una policía única fue debatido, pues quienes apuestan por ella como
Walter McKay, aseguran que es necesario diferenciar el trabajo policiaco, que
busca la seguridad de los ciudadanos,
del militar que vela por los bienes nacionales.
Pensar al tema como un problema de
seguridad y no como uno de salud: El médico Jorge Valdez
García, aportó que buscar un enfoque de salud pública, es la clave para
trabajar de manera generalizada bajo el paradigma de reducción de daños. Dijo que
mientras exista una criminalización de los consumidores, las políticas en
materia de salud y derechos humanos, serán pobres.
En
ese sentido, Sergio Ferrat, explicó que “no hay nada peor que poner a un
consumidor en la cárcel”, porque a diferencia de lo asentado en las leyes, no
se le da un seguimiento y rehabilitación, para reinsertarlo en la sociedad, sino
que se fomenta la creación de mayores situaciones de riesgo. Dijo que actuando
de esa manera “no se soluciona el problema carcelario, ni de delincuencia, ni
mucho menos de consumo”. Y cuestionó: “Si no podemos mantener las prisiones
libres de drogas, ¿cómo podemos mantener las comunidades libres de drogas?
Nuevamente,
César Gaviria, puso el dedo en la llaga, al hablar sobre el trato que se les da
a los consumidores y adictos a las drogas, “para qué destruir la vida de una
persona, es preferible administrar su adicción” y dijo que mientras los
consumidores sean funcionales y aporten a la sociedad, no debe haber motivo
alguno para su persecución. Aunque reconoció, (protocolariamente) el esfuerzo
que ha hecho el gobierno mexicano en el tema, puntualizó: “El problema no es lo
que se ha hecho… es lo que no se ha hecho” pues dijo que en lugar de “gastar la
plata en lo que no se debe, hay que gastar en prevención, en educación”
El
Magistrado Oscar Velázquez Marín, habló del marco jurídico del derecho a la
salud, y recalcó que el Estado tiene la obligación de brindar esta garantía a
todos los usuarios de sustancias psicoactivas, “promover y respetar el derecho
a la salud, desde la prevención hasta la rehabilitación”. Sin embargo, hay, a
luz pública, muchas deficiencias en este sentido, como que de los más de mil 500
centros de rehabilitación registrados en la Consejo Nacional contra las
Adicciones (CONADIC), menos de 200 cumplen con los lineamientos básicos para
desempeñar su papel.
Velázquez
Marín, hizo mención de los artículos que amparan a los consumidores, como el
478 y 479 de la Ley General de Salud, en los que se describe una despenalización
del consumo y las cantidades permitidas. En contraposición, Alejandro Madrazo, explicó
que la ley asegura que no habrá acción penal contra los consumidores que
respeten las dosis, sin embargo, las penas administrativas por dicha posesión
son de no menos de 300 mil pesos, lo que deja ver una contradicción, o incluso
una desconexión en materia jurídica.
Las rutas
En
general, en el Foro Drogas: Un Balance a un siglo de su prohibición, se estimó
la necesidad de nuevas estrategias, tanto en materia de salud como de
seguridad.
En
cuanto al tema de salud, es necesario conocer a fondo los efectos de las
drogas, para crear una clasificación objetiva que permita una mejor educación
al respecto.
Además,
diferenciar los términos consumidor,
usuario y adicto, y generar estrategias para cada uno de ellos. El
canadiense Larry Campbell, enfatizó la educación como estrategia, “educar con
la verdad”, y no con mitos desvirtuados con el fin de intimidar a los jóvenes
sobre el consumo.
La
idea de la legalización prevaleció y fue apoyada por los asistentes. En el
último diálogo, Alejandro Madrazo y Bernardo González-Aréchiga, perfilaron los
“lineamientos para diseñar una nueva política en materia de regulación de
sustancias” tomando en cuenta la experiencia de países que han avanzado en este
tema como Portugal, Canadá, y Estados Unidos.
De
acuerdo con Madrazo y González-Aréchiga, los principios básicos para esta
regeneración de las políticas públicas son:
·
Regulación de acuerdo al nivel de riesgo
social sanitario: a) sustancias legales de uso indebido (alcohol, tabaco,
inhalables, medicamentos) b) sustancias de control estricto (cocaína/ opiáceos/
heroína), c) Cannabis, d) Enteógenos naturales (peyote, hongos y salvia) y
sintéticos (LSD y DMT), e) Éxtasis y metanfetaminas.
·
Solo el uso problemático legitima o justifica
al Estado a Actuar
·
Régimen específico de control por sustancia
·
Esquemas de regulación
Ante
estos principios se deben tomar medidas como:
·
Prohibición de publicidad y restricción de
espacios de uso
·
Prevención focalizada universal
·
Tratamiento garantizado
·
Revisión periódica de la regulación
·
Supervisión sistemática de la calidad de
sustancia
Lo
anterior con el fin de evitar la generación de monopolios, en el caso de la
legalización, lo que le daría al Estado un mejor control sobre las sustancias y
los consumidores.
Ambos
especialistas cerraron su participación, con la propuesta de legalizar primero la
mariguana y expusieron como razones que
“es menos adictiva, por lo que representa un menor riesgo para la salud, además
es la droga con mayor producción y consumo en México., facilita la separación
del mercado, y finalmente, hay aprendizajes internacionales valiosos”
Para reflexionar
Aunque
el foro cerró con un aire alentador sobre la legalización, aún quedan
pendientes muchos temas. Por ejemplo, no se profundizó en las violaciones a los
derechos humanos de los consumidores, ni en los efectos colaterales de la
guerra, como la desfragmentación de los cárteles en agrupaciones menores
dedicadas a la venta se seguridad, secuestro exprés, robo, entre otras.
Además
hace falta conocimiento científico sobre los efectos de las sustancias, sus
usos a través de historia, y los procesos de rehabilitación.
Sobre
las responsabilidades del Estado y las libertades de los ciudadanos queda mucho
por meditar, sobre todo en el tema de las concesiones y el manejo de mercado.
La
acción ciudadana es la clave para una mejor convivencia entre consumidores y no
consumidores, exigir a las autoridades hablar del tema con seriedad y con
certeza, es obligación de todos. Ojalá que aquellos que aspiran a la
presidencia, dediquen a este tema un apartado especial, y si no lo hicieren es
responsabilidad de todos exigirlo.
Algunos
links de interés sobre el tema:
Ana Lilia Rodríguez Olvera.material resguardado bajo derechos de autor y publicado con licencia de la autora.