En las laderas sobre un árbol el mundo ya mutaba,
el viejo se hacia lento,
las mujeres se hacían débiles,
los niños se hacían noche
En las laderas y sobre un árbol el mundo ya mutaba,
las plantas marchitas se deshojaban,
los ingenieros vomitaban a la tierra urbanismo sin piedad,
las aves cambiaban sus alas largas por pastos y maíz quebrado.
En las laderas sobre un árbol el mundo ya mutaba,
la gente se moría,
a Padrino lo golpeaban, y Madrina agonizaba.
En las laderas sobre un árbol el mundo ya mutaba
y olvidaba ser mundo,
mi gente se ahogaba con mis palabras,
mi lengua no reconocía más que la farsa,
mis ilusiones se hacían momentáneas
y las ramas de ese árbol me perdieron en el mundo que muta,
que asesina, que des-oye, que olvida, que traiciona,
que replica, que bosteza, que tararea sin parar la misma tonada,
que advierte, que ríe y llora sin sentir,
que desespera, sin embargo el mundo muta.
Ana Rodríguez