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lunes, 20 de abril de 2009

invierno


Este día he tenido frío
Por la tarde y la madrugada
de lentos recorridos,
por los andares y las repúblicas
que se desmoronan,
por las noches y los brazos
pegados a tu pecho, no al mío.
Este día he tenido frío
de verte de veras,
de sentirte dulcísimo y vacío,
de la triste rebeldía
que termina atrapada
entre un portafolio gris.
Este día he tenido frío
de reír y de callar, de danzar
el parsimonioso recorrido de las letras,
de hablar el protocolo del amor,
de carcajear con clase la letanía.
Este día y esta noche que pronto llegó,
sin tomarla un poco enserio,
sin aguantarla un poco entre los dedos,
este día y estas horas,
este día y estas manos,
este día, esta noche
y éste pecho han tenido frío todo el día.

cromo


Quisiera nacer un día de color verde
para sentir en las llagas del silencio
solo el rocío que de la nada germina,
ser de color verde y de color de vida,
de color verde y de nacionalidad.
Nacer verde y crecer naranja
de alegría de sol-edad.
Con el viento con el otoño,
como en los tiempos en los que
el otoño era naranja y no gris.
Nacer verde, crecer naranja
y morir como la hormiga
con sus bríos y su fuerza
con agallas y neutralidad,
pero negra o roja veneno
al final de la vida que verde me he de matar.

RAYUELA

El hombre que nunca se imagino ser parte de un juego que él mismo construyo sin aceptar las reglas que intuía y que al mismo tiempo le daban un bien-estar efímero, ¿Qué es el bien-estar? Dicen que no se conoce la felicidad hasta sentir las llagas del dolor más puro carcomiendo la piel, pero ese bien-estar fue para este hombre algo que no necesitó de dolor en el sentido en el que el mundo y los diccionarios conocen el término, para él este sentimiento fue parte de su bien-estar, de su andar cotidiano, que juraba era diferente y que en cada paso comprometía con una complejidad casi compleja. Pero fue tan igual siempre, que su único escape de la realidad, que no veía real, era una mujer; cosa curiosa pues dicen que siempre la responsabilidad de los desastres recae en las mujeres, las guerras, incluso los desastres naturales llevan nombre de mujer, la mujer como desastre natural.
Pero el bien-estar absoluto y fantasmagórico al que éste hombre se sometió sin saberlo, igual una droga que no necesitaba tanto como la amaba y viceversa, y que no creía en ella hasta que estaba ausente, fue el catalizador de su vida misma, de la VIDA con mayúsculas donde cada respirar valía la pena y cada coincidencia propiciada en una de las calles de Paris llenaban el espacio de esa magia que solo los que se han rehusado a creer perciben, sin embargo hay sentimientos más grandes que aún el historial genético humano no es capaz rechazar y que trazan una línea suave sobre el camino a andar, y lo alejan de su maravillosa fantasía, de su hilarante realidad.

Ella tan ausente como de costumbre y tan VIVA, lejana como la idea de la muerte pero persistente, ella flotando en la fantasía de él como recitando una lección indescifrable, para que él en sus últimos momentos de locura se rinda ante lo que ya ha perdido. Ella simplemente ella sin ansias de ser parte de la elite de enfrascados lectores, ella que aprendió de la vida la vida y no ansiaba más que lo necesario, lo en verdad necesario sin arreglos punzo cortantes que hieran el orgullo y la cultura de alguien más, sin severidad injustificada y con la inocencia necesaria para seguir sorprendiéndose y hacer que cada día valga la pena aunque sea un poquito. Tan grande y tan sola aunque ella no lo sabe, con su historia larga, con sus besos lentos, con sus amores, con sus canciones, ella.

Los demás son solo el recuento de cuantas vidas han leído, de cuantas teorías han infectado sus neuronas, ellos están en el mundo a la espera de más y más, son músicos, pintores, lectores, artistas, titulados, acróbatas de la realidad sin cuerda floja, pasivos y latentes o eso creen, pero viven (no soy capaz de afirmar en ellos la felicidad), son los lustrados conformes con su realidad, ellos sabios.

Un mundo de real fantasía, de búsqueda donde al final cada quien encuentra su final, éste es Rayuela un libro escrito por un maestro latino nacido del mundo y para el mundo, Julio Cortázar, el hombre que plasmó en su obra no solo su conocimiento a posteriori, plasmo también su alma.

Función de Gala de la compañia Nacional de Danza

en la FES Acatlán

Qué complejo es el amor nacido entre
un cazador y un cisne, entre un Montesco y una Capuleto,
ese es EL AMOR escrito con mayúsculas
exaltado en todos sus extremos,
la pasión, la ternura,
el abandono del ser para que,
al final del cuento el hombre sea en verdad hombre,
y viva un segundo de vida eterna,
ése es el amor tan complejo, tan artístico
como el amor mismo.

La Facultad se engalana, se sonroja, se entrega, se festeja y como no, si cumplimos cinco años de ser llamados Facultad de Estudios Superiores Acatlán y lo festejamos de la mejor manera posible, con arte, con cultura, con espectáculos de calidad.

La Función de Gala que nos otorgó la Compañía Nacional de Danza, y en la que se presentaron fragmentos de famosos montajes como Romeo y Julieta y El lago de los Cisnes, resultó en extremo maravillosa, la exactitud con la que los danzantes ejecutaban sus más finos movimientos, la elegancia que corre desde las manos hasta las puntas de los pies erguidos de aquellos personajes de ensueño, nos transportaron a otras épocas en donde la fantasía se combinaba con el día a día, y las mujeres eran sacadas de cuentos de hadas, mientras los hombres, caballeros o cazadores, resultaban una mezcla exquisita entre masculinidad y elegancia, todo tan perfecto, todo tan lúcido.

Que difícil seria dar un punto de vista respecto a esta presentación, que sin duda ha sido de las mejores que ha llegado a nuestra escuela, sin que éste raye en lo férvido, solo me queda agradecer la posibilidad de asistir a eventos de tal calidad y emotividad.

domingo, 19 de abril de 2009

OTELO teatro Juan Ruiz de Alarcón

Rodríguez Olvera Ana Lilia
Sociedad, Arte y Cultura
O T E L O


El arte es esa expresión sublime
que incorpora lo eterno con lo maravilloso
de un instante cualquiera y lo hace
un instante único.

Primer acto, el señor de la fuerza gallarda afronta su batalla final, la más fuerte de todas, la batalla encabezada por el amor, alguien dijo que el amor puede salvar al mundo, sin embargo, a él, a Otelo el amor rehizo y deshizo su mundo.

Una puesta en escena que prometía bastante, inició temporada en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón en el Centro Cultural Universitario y que estará dando funciones hasta mediados de año.

Otelo del clásico de los enamorados Shakespiare presenta un toque mexicano un poco extraño, pues incorpora a escena un personaje diferente, una especie de bufón, duende, juglar o sirviente que acompaña al espectador hasta el final de la obra, que lo introduce a este mundo complejo pero maravilloso del amor y sus consecuencias.

Emitir un juicio respecto a esta obra es bastante difícil, pues si bien la riqueza del texto solicita hacer un análisis más profundo de diversas situaciones como la época, la cultura, en general el contexto en el que fue escrita. No solo el texto hace a la obra, también son importantes las acciones, los movimientos. El análisis de los personajes debe crear otros seres, el teatro representa más que recitar un texto, más que hablar con tal o cual tono de voz o emular ciertos estereotipos históricos. Por ello puedo decir que no quedé satisfecha con la obra que presencié el pasado domingo 28 de febrero, esto no quiere decir que sea una mala puesta en escena, sino que creo que no lograron sentir en carne propia la pasión de un hombre que por amor lo destruye todo, de una mujer que por causa del mismo hechizo abandona su cuna.

Es grandioso el mundo del teatro, da a los simples mortales la posibilidad de crear vida, de hacer nuevos seres, el actor no miente, no hace como si fuera otro, el actor en verdad es otro ser maravilloso, o tirano, un ser ejemplar, o un noble caballero, o cualquier acepción que la mente pueda otorgar.