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jueves, 5 de mayo de 2011

COMO UN GRITO DE DOLOR


Introducción:

Formo parte de una familia numerosa, de gente trabajadora y unida, toda mi vida fue así. Ir a casa de mis abuelos maternos al estado de Tlaxcala una o dos veces por mes fortalecía estos valores, mis abuelos siempre fueron el ejemplo y la base de esta familia. Un día, hace no mucho, mi abuelo desapareció, tenía 82 años y fue arrebatado de su paz, de su mujer, de sus hijos.

El siguiente texto fue escrito como un grito desesperado y encierra una ira tremenda contra los agresores de mi abuelo, al que amo y amaré por siempre y al que admiro y admiraré por su noble ejemplo, por su plena vida, por su amor a la tierra labrada, a sus animales y a su gran familia.


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Que se mueran mejor los hipócritas, los neófitos, lo escandalosos, que se mueran los traicioneros; que amaguen su cuerpo con aspas de cera. Que se mueran los asesinos, sonámbulos casi muertos vagabundos. Que se mueran los que desprecian, los que hacen daño, las mierdas y los hijos de puta que pueden dañar a un viejo.

Que se mueran ellos, no mi viejo que simplemente hacía su vida, que simplemente era feliz, cárcamo sonriendo y caleidoscopio taciturno. Que se mueran aquellos que osaron matarte y que se mueran mil veces los que se robaron tu vida, que ardan, que se pudran por fuera como lo están por dentro.

Que se mueran y que caigan en ellos todas las maldiciones gitanas y lobescas que puedan existir; que caigan sobre ellos, los yunques de la sinrazón, que los destrocen y que su cuerpo se quede solo en las tinieblas; que su alma, si es que tienen, se humedezca y se vuelva contra ellos, porque no hay nada peor que un alma en tu contra.

Que se mueran ellos y que regreses tú, viejo, papi, que regreses a cubrirnos con tus manos labradoras, con tus manos campesinas, con tus manos que siempre estaban llenas de curitas. Que se mueran ellos y que regreses tú a contar chistes sin chiste, a reír, a cantar, a comer dulces a escondidas. Cómo pudieron hacerte daño si sólo eras un niño. Un niño sabio y cariñoso, un niño que no hacia berrinches, que no maldecía como lo hago yo en este momento.

Seguramente tú los perdonaste desde que llegaron a ti, desde que te abordaron, seguramente tú los perdonaste porque tienes un gran corazón y la bondad del mundo en el portapapeles de tu bocho. Seguramente tú los perdonaste, de fe, de ley, los perdonaste porque así eres tú, pasible y seguro, y maravillosamente empático. Pero yo no los perdono, yo no soy capaz de decir ya ni modo, la resignación llegará, la resignación es una vaga consecuencia de nuestra historia por el mundo. Yo no los perdono porque te mataron a ti de cuerpo y a mí de alma. ¿Cómo puede perdonar un cuerpodesalmado? ¿Cómo puede perdonar un árbol seco?

1 comentario:

Ana Chachagua dijo...

dicen que la ira es la segunda fase del duelo, sin embargo en situaciones como ésta, es difícil no estar enojado, es dificil no gritar, no estallar, es dificl...